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Condenado a prisión por estar cobrando la pensión de su madre fallecida durante 19 años

Cuando la pensionista Josefa Martínez Machado murió el 18 de septiembre de 1992, su hijo Rafael Alfonso Sánchez Martínez se enfrentó a un tentador dilema: comunicar el fallecimiento al Estado… O aprovechar sus recursos y conocimientos como funcionario de la Seguridad Social de Sevilla para fingir que la anciana seguía viva y así seguir cobrando sus dos pensiones mensuales, una de viudedad y otra como familiar de militar.

Debía elegir el primer camino, pero optó por el segundo, y así, renovando año tras año los falsos «Controles de vivencia» y «Declaraciones de aptitud legal» con la firma simulada de la difunta, estuvo desde 1992 hasta septiembre de 2011 cobrando la doble pensión de la madre muerta como herencia estafada a las arcas públicas, incluida la de su propio empleador, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), 19 años en los que percibió 137.812 euros.

El dinero llegaba a la cuenta bancaria que compartía con su madre y él sacaba los billetes en el cajero automático con la tarjeta a nombre de ella. ¿Quién se iba a enterar? Pero, más tarde que temprano, la Administración se enteró. Ahora la ficción de Rafael, que hoy tiene 61 años, le ha costado una condena de cinco años de cárcel por un delito continuado de falsedad en concurso con un delito continuado de estafa agravada, aunque se le ha aplicado la circunstancia atenuante de confesión. No así la de alteración psíquica que esgrimía su Letrado

Los jueces de la sección 7ª de la Audiencia de Sevilla, le imponen una multa de 10 euros diarios durante diez meses y la obligación de indemnizar con casi 138.000 euros a la Tesorería General de la Seguridad Social y al Ministerio de Economía y Hacienda.

Jefe de equipo

En 1992 Rafael ya era un experimentado trabajador público. Había entrado a trabajar en 1975, con 22 años, como funcionario del Cuerpo Auxiliar de la Administración de la Seguridad Social. Mientras la estafa permaneció oculta, mantuvo su puesto de responsable: entre 1989 y 1997 fue jefe de equipo en la Unidad de Recaudación Ejecutiva de la Administración de la Seguridad Social de Sevilla número 41/03;desde diciembre de 1997 era jefe de equipo en la Administración número 1 y desde enero de 2008 hasta el 19 de diciembre de 2011, cuando se observó su engaño, era gestor informador en la misma oficina, según recoge la sentencia en su relato de los hechos probados.

Su madre ingresaba desde el 1 de diciembre de 1988 dos pensiones, la de viudedad a cargo del INSS, que gestionaba la Dirección Provincial de Sevilla, y la de familiar de militar, que abonaba el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.

La sentencia explica que la pensión de viudedad se cobró por ventanilla en la sucursal del Banco Bilbao Vizcaya de la avenida República Argentina desde el inicio hasta febrero de 1997 y desde el mes siguiente y hasta septiembre de 2011 a través de una cuenta de Caixabank de la sucursal de la calle Pérez Hervás de la que eran titular la madre y su hijo Rafael Alfonso.

La otra pensión, la de familiar de militar, se ingresaba en la cuenta de la sociedad Pino-Delgado Habilitados SC, cuya administradora actuaba como intermediaria legal para transferir el dinero a su vez a la cuenta del acusado en Caixabank.

Informe médico ‘actualizado’

¿Cómo logró el hijo simular que su madre seguía viva? Bastaban unos papeles, un sello y unas firmas. Rafael enviaba cada año al INSS y al Ministerio a través del banco y la entidad mediadora los «controles de vivencia» y «declaraciones de aptitud legal», y se ha probado que imitó la firma de Josefa durante al menos los siete ejercicios anteriores a 2011.

Además, por lo menos en 2009, 2010 y 2011, a la declaración de vida de su madre que enviaba a Caixabank añadía una copia de su DNI y un copia de una antigua revisión médica a su madre en el centro de salud Gonzalo de Bilbao que hacía constar que sufría demencia senil e inmovilidad. Sólo tenía que ir cambiando cada año la fecha del informe médico y estampar en su fotocopia el sello de la Seguridad Social que tenía en su propia oficina y firmarlo, como si fuera un funcionario cualquiera que daba fe de que era copia de un documento original actual. Luego enviaba el papel al banco desde el fax de su despacho en la Administración Nº 1.

Respecto a la habilitada Pino-Delgado, el acusado enviaba por correo los controles de vida imitando la firma de su madre y la intermediaria, dándolos por buenos, emitía un certificado que remitía al Ministerio acreditando que Josefa seguía viva, sin más controles de una u otra parte. Significativamente, la estafa se detectó en plena crisis económica, cuando se intensificaron los controles en la Administración para evitar los fraudes.

De los 52.726 euros estafados por la pensión de viudedad, la Seguridad Social ha recuperado 14.586, la parte que se abonó de 2007 a 2011 a través de Caixabank y que el banco reintegró. De los 85.086 euros que cobró el acusado indebidamente de la pensión de familiar de militar, la intermediaria Pino-Delgado está reintegrando a plazos al Ministerio de Hacienda 23.200 euros. El acusado ha sido condenado a devolver el total, casi 138.000 euros, más los intereses; parte de ellos a Caixabank y Pino-Delgado como afectados.

Llama la atención la estafa. Pero también, o sobre todo, que se prolongara 19 años sin que nadie cruzara los datos con el Registro Civil para descubrir el milagro: Josefa estaba cobrando sus pensiones desde el mas allá.

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